sábado, 23 de julio de 2016

Jesús en casa de Marta y María: “Sólo una cosa es necesaria” (Lucas 10, 38-42)

Cristo en casa de Marta y María - Johannes Vermeer  


Jesús entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Ésta tenía una hermana que se llamaba María, que, sentada a los pies de Jesús, escuchaba su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres; y acercándose, dijo:
- Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Pero respondiendo Jesús, le dijo:
- Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas; sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. (Lucas 10, 38-42)

“Sólo una cosa es necesaria”

En este pasaje la presencia de Jesús en la casa de Marta y María provoca una reacción muy diferente en ellas. Mientras Marta se desvive por servirle, su hermana María lo deja todo y se queda sentada a sus pies, escuchándole.

Marta actúa como se espera de una mujer en aquella sociedad, trabaja en la casa sin descanso. Desbordada por el trabajo y dolida con su hermana María, reclama a Jesús ayuda.

Sin embargo Jesús no responde de la forma que se hubiese esperado de un hombre judío perteneciente a una sociedad totalmente patriarcal. Es importante destacar que en la época de Jesús el ámbito religioso era especialmente discriminatorio con las mujeres, por lo que los escribas (los maestros oficiales y jueces del pueblo) no tenían discípulas.  

La palabra y actuación de Jesús eran totalmente opuestas al sistema socio-religioso dominante y opresivo para la mujer: Él si acoge a las mujeres como discípulas en el mismo plano y con los mismos derechos que los hombres.  

Por eso Jesús le responde así a Marta: “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas; sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.  En lugar de reprender a María tal y como hubiese sido de esperar, Jesús reprende a Marta.

Él no quiere que las mujeres vivan absorbidas sólo por el trabajo. Jesús quiere que las mujeres también sean sus discípulas,  por eso elogia la elección de María que ha decidido sentarse a escuchar su palabra.

Este breve pasaje podemos trasladarlo a nuestras vidas cotidianas tanto las mujeres como los hombres. Casi sin darnos cuenta, dejamos que el exceso de actividad diaria nos absorba de tal forma que descuidamos aspectos fundamentales en nuestra vida. Esto nos lleva a sentirnos como Marta “afanados y turbados con muchas cosas” y relegamos lo verdaderamente importante a un segundo plano.

Esto no significa que Jesús no quiera que trabajemos y nos esforcemos. Lo que Jesús desea es que seamos capaces de dedicarle tiempo a Él, que le convirtamos en una prioridad en nuestra vida, llenando nuestro corazón con su Palabra. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11, 28). Tras acudir a Jesús, retomaremos nuestras actividades con un ánimo y fortaleza renovados.

Hagamos como María y no nos perdamos el mensaje de Jesús por más que la sociedad  nos empuje a no escucharle. ¿Qué puede haber más importante?



Fuentes:
Nuevo Testamento – Biblia

El Camino Abierto por Jesús – José Antonio Pagola
Web: Palestina en tiempos de Jesús
  

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