Christ in Gethsemane - Heinrich Hofmann |
Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como
grandes gotas de sangre que caían a tierra. Y cuando se levantó de la oración y
fue a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: ¿Por
qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación.
Mientras él aun hablaba, he aquí llegó una turba; y
el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos y se acercó a Jesús
para besarlo. Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?
Y al ver los que estaban con él lo que iba a suceder, le
dijeron: Señor, ¿heriremos a espada? Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo
sacerdote y le cortó la oreja derecha. Entonces, respondiendo Jesús, dijo:
Dejad, basta ya. Y tocando su oreja, le sanó.
Y Jesús dijo a los que habían venido a él, los principales
sacerdotes, y los oficiales del templo y los ancianos: ¿Así como contra un ladrón
habéis salido con espadas y con palos?
Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis
las manos contra mí; mas ésta es vuestra hora y la de la potestad de las tinieblas.
Y apresándole, le llevaron y le condujeron a casa del sumo sacerdote.
The capture of Christ - Heinrich Hofmann |
A través de este pasaje descubrimos una vez más el inmenso
amor de Jesús por la humanidad. Curó incluso a Malco, un siervo del sumo sacerdote que venía a apresarle para
conducirle a la muerte. “Dejad, basta ya. Y tocando su oreja, le sanó” (Lucas 22, 51).
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