jueves, 24 de marzo de 2016

Jesús cura la oreja de Malco (Lucas 22, 44-54)

Christ in Gethsemane - Heinrich Hofmann

Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían a tierra. Y cuando se levantó de la oración y fue a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; y les dijo: ¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación.

Mientras él aun hablaba, he aquí llegó una turba; y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba delante de ellos y se acercó a Jesús para besarlo. Entonces Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?

Y al ver los que estaban con él lo que iba a suceder, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada? Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Entonces, respondiendo Jesús, dijo: Dejad, basta ya. Y tocando su oreja, le sanó.


Y Jesús dijo a los que habían venido a él, los principales sacerdotes, y los oficiales del templo y los ancianos: ¿Así como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos?

Habiendo estado con vosotros cada día en el templo, no extendisteis las manos contra mí; mas ésta es vuestra hora y la de la potestad de las tinieblas.

Y apresándole, le llevaron y le condujeron a casa del sumo sacerdote.

The capture of Christ - Heinrich Hofmann

A través de este pasaje descubrimos una vez más el inmenso amor de Jesús por la humanidad. Curó incluso a Malco, un siervo del sumo sacerdote que venía a apresarle para conducirle a la muerte. “Dejad, basta ya. Y tocando su oreja, le sanó” (Lucas 22, 51).

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