The
Paralytic – J. Kirk Richards
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Y sucedió en uno de los días que él estaba enseñando, y allí
estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas
las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén; y el poder del Señor estaba en
él para que sanase. Y he aquí, unos hombres que traían sobre una camilla a un
hombre que estaba paralítico, y trataban de llevarle dentro y ponerle delante
de él. Y como no encontraban la manera de introducirle a causa de la multitud,
subieron sobre la azotea y por entre las tejas bajaron al enfermo con la
camilla, en medio (de todos), delante de Jesús. Al ver la fe de ellos, dijo:
“Hombre, tus pecados te son perdonados”. Y los escribas y los fariseos comenzaron
a pensar diciendo: “¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar
pecados sino sólo Dios?” Mas Jesús, percibiendo los pensamientos de ellos, les respondió
diciendo: “¿Qué estáis pensando en vuestros corazones?” “¿Qué es más fácil, decir:
Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?” “Pues para que
sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra de perdonar pecados,
–dijo al paralítico –: A ti te digo, levántate,
toma tu camilla y ve a tu casa.” Y al instante se levantó en presencia de
ellos, tomó el lecho sobre el que había estado acostado, y se fue a su casa
glorificando a Dios. Y el asombro se apoderó de todos y glorificaban a Dios y
llenos de temor decían: “Vimos cosas extraordinarias hoy”.
***
Este pasaje
también aparece en el Evangelio de Marcos y comienza así: <<Entró de
nuevo en Cafarnaúm, días más tarde, y las gentes oyeron que estaba en casa. Y
se reunieron allí muchos, tantos que ya no había sitio ni junto a la puerta, y
les predicaba la palabra>> (Marcos 2: 1-2). Cafarnaúm era un pequeño
poblado a orillas del mar de Galilea en el que se encontraba la <<casa de
Simón y de Andrés>> (Simón Pedro y Andrés que era su hermano), ambos
discípulos de Jesús. Aunque en el pasaje no se señala en qué casa se encontraba
Jesús, tal vez estuviese en la casa de sus dos discípulos, igual que en la
ocasión anterior (Marcos 1: 29).
Lucas continúa
así: << Y he aquí, unos hombres que traían sobre una camilla a un hombre
que estaba paralítico>> (Lucas 5: 18). Aquellos hombres intentaron
llevarlo hasta Jesús, pero como había una gran multitud de personas no podían.
En ese momento debieron sentirse muy tristes, pero su deseo de llegar hasta
Jesús les motivó a vencer la dificultad: <<subieron sobre la azotea y por
entre las tejas bajaron al enfermo con la camilla, en medio (de todos), delante
de Jesús>>. ¡Lo consiguieron!
Al ver Jesús la fe de ellos le dice al hombre paralítico: “Hombre, tus pecados te son perdonados”. A pesar de que lo que parecía verdaderamente urgente era sanar al hombre físicamente para que pudiese andar, Jesús mostró con estas palabras que lo verdaderamente urgente era sanar su corazón. A través del perdón Jesús le estaba ofreciendo al hombre empezar una nueva vida espiritual liberándole de todo mal y llenándole del amor de Dios.
Esto es muy
importante porque en tiempos de Jesús estaba muy extendida la creencia de que
Dios castigaba a las personas pecadoras mediante las enfermedades y que hasta
que la persona enferma no era perdonada por Dios no era curada. Hasta que esto
sucediese la persona enferma se la consideraba impura y se la excluía socialmente.
La situación de injusticia era terrible ya que la mayoría de las personas que
enfermaban era por causa de la miseria en la que vivían.
Los fariseos y
escribas rápidamente comienzan a juzgar a Jesús y él les contesta con una
pregunta: “¿Qué es más fácil, decir: Tus
pecados te son perdonados, o
decir: Levántate y anda?” Jesús aún no había curado físicamente al
hombre. El hombre paralítico continuaba sin poder andar. Pero Jesús ya le había
perdonado los pecados. Y no es hasta que Jesús pronuncia estas palabras: “A ti te digo, levántate, toma tu camilla y ve a
tu casa” cuando el hombre se levanta y comienza a caminar.
Así Jesús separó
el perdón de los pecados de las curaciones físicas y además les demuestra a los
fariseos cómo el perdón de Dios no se demora, es lo primero y es más sencillo
que la curación física. Dios restaura el alma antes que el cuerpo. Porque ¿cómo
se puede restaurar el cuerpo antes que el alma?
Entonces Jesús
nos demostró como la curación del alma siempre debe ser lo primero, lo que no
quiere decir que el perdón de los pecados conlleve a una curación física. La
conclusión es que entonces, Dios que es puro amor no castiga a los hombres y a
las mujeres cuando pecan con enfermedades sino que siempre está dispuesto a
escuchar, perdonar y recomponer los corazones rotos. ¿Qué curación puede haber
mayor?
Fuentes:
Biblia – Nuevo Testamento
Keener, C. (2005): Comentario Del Contexto Cultural de la
Biblia: Nuevo Testamento.
Editorial Mundo Hispano. Disponible aquí
BROWNING, W.R.F. (1998): Diccionario
de la Biblia: guía básica sobre los temas, personajes y lugares bíblicos.
Editorial Paidós. Disponible aquí
FILLION, L.C. (2000): Vida
de Nuestro Señor Jesuscrito. Editorial RIALP. Disponible aquí
SHEED, F.J. (2003): Conocer a Jesucristo. Madrid: Ediciones
Palabra S.A. Disponible aquí
GARCÍA, A. (2007): CREO. Educación religiosa para sexto
grado de educación básica. Disponible aquí
CARAVIAS, J.L. (2006). Fe y Dolor. Sociedad de San Pablo.
Disponible aquí