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Jean Jouvenet |
Jesús dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a
despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, se recuperará.
Pero Jesús hablaba de la muerte de Lázaro, y ellos pensaron que hablaba del
reposar del sueño. Entonces, Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; y me
alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis; más vamos a él. […]
Llegó, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que
Lázaro estaba en el sepulcro. Y Betania estaba cerca de Jerusalén, como a
quince estadios; y muchos de los judíos habían venido a Marta y a María para
consolarlas por su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a
encontrarle pero María se quedó en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor si
hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto; más también se ahora que
todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará.
Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo se
que resucitará en la resurrección, en el día postrero. Le dijo Jesús: Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo
aquel que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto? Le dijo: Sí, Señor;
yo he creído que tu eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo. Y
cuando hubo dicho esto fue y llamó a su hermana María, diciéndole en secreto:
el Maestro está aquí y te llama. Ella, cuando lo oyó, se levanto de prisa y fue
a él. […]
Y María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se
postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto
mi hermano. Jesús entonces, cuando la vio llorando, y a los judíos que habían
llegado con ella también llorando, se conmovió en espíritu y se turbó, y dijo:
¿dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve. Y lloró Jesús. Dijeron
entonces los judíos: Mirad como le amaba. Pero algunos de ellos dijeron: ¿No
podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho que Lázaro no muriera? Y
Jesús, conmovido otra vez dentro de sí, fue al sepulcro.
Era una cueva, la cual tenía una piedra puesta encima. Dijo
Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo:
Señor, hiede ya, pues lleva cuatro días. Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si
crees verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde el muerto
había sido puesto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te
doy porque me has oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de
la gente que está alrededor para que crean que tú me has enviado. Y habiendo
dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había estado muerto
salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un
sudario. Jesús les dijo: Desatadle y dejadle ir.
En el pasaje bíblico hay dos puntos sobre los que me
gustaría reflexionar:
- Jesús comunica la noticia de la muerte de
Lázaro diciendo: “Nuestro amigo Lázaro
duerme, pero voy a despertarle (Juan 11, 11).”. Es importante ver la
similitud que hay entre estar dormido y estar muerto: hay inactividad corporal,
es decir, el cuerpo “descansa”. Cuando dormimos sabemos que no desaparece nuestro
“yo interno” (nuestra alma), la pregunta es ¿y cuando morimos? ¿desaparece
nuestra alma? Que mejor manera de responder que reflexionando acerca de este
milagro que hizo Jesús ¿cómo después de cuatro días, pudo Jesús devolver la
vida a Lázaro si no es porque trajo a su espíritu de vuelta a su cuerpo?
- Jesús llora la muerte de Lázaro. ¿Por qué
Jesús lloró por Lázaro si creía en la inmortalidad del alma y además sabía que
le iba a resucitar? En mi opinión Jesús lloró porque se conmovió al sentir la
tristeza de las personas que le rodeaban (la hermana de Lázaro y los judíos). Y
también porque Lázaro era su amigo y en ese preciso momento estaban separados.
Esto demuestra que a pesar de su inmensísimo poder, Jesús era totalmente humano.
Fuente: Santa Biblia - Nuevo Testamento