domingo, 21 de febrero de 2016

El diálogo de Jesús con la samaritana (Jn 4, 7-14)

Angelica Kauffman

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.” [...] Y la mujer samaritana le dijo: “¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no tratan con los samaritanos.”
Respondió Jesús y le dijo: “Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.”
[...] "Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que brote para la vida eterna".



Étienne Parrocel

Significado de agua viva:
Agua viva significa agua espiritual, el agua que sacia plena y permanentemente la sed del alma. Al igual que el cuerpo humano no puede sobrevivir sin agua física, el alma no puede sobrevivir sin agua espiritual.

Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán de su interior ríos de agua viva” (Juan 7, 37)

Si se lo pedimos, Jesús nos dará de beber saciando nuestra sed a la vez que nos convertiremos en fuente de bendición para los demás.

La mujer samaritana se encontró con Jesús porque él la estaba buscando y a nosotros también nos busca. Para que nos encuentre tan sólo tenemos que llamarle con el corazón. Si se lo permitimos, Jesús va a transformar nuestra vida para siempre.

“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8, 31-32)

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