lunes, 29 de febrero de 2016

Jesús cura a un hombre ciego (Marcos 10, 46-52)

Bartimeo, el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino, mendigando. Y al oír que era Jesús, el de Nazaret, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!

Y muchos le reprendían para que callase, pero él daba mayores voces: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!

Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.

Él entonces, arrojando su capa, se levantó y fue a Jesús. Y respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que haga por ti? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista.

Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista.

Heinrich Bloch

Los milagros de Jesús

Los milagros que Jesús realizó se pueden clasificar en cuatro grupos: control sobre la naturaleza, curaciones, exorcismos y resurrecciones.

Los Evangelios describen al menos 39 milagros pero no sabemos cuántos milagros hizo Jesús en total porque no todos fueron registrados por escrito:

Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribiesen cada una de ellas, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir. Amén. (Juan 21, 25)



sábado, 27 de febrero de 2016

La mujer que lavó los pies de Jesús (Lucas 7, 36-48)

Paolo Veronese

Y le rogó uno de los fariseos que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del fariseo, se sentó a la mesa.

Y he aquí una mujer que había sido pecadora en la ciudad, cuando supo que Jesús estaba a la mesa en casa de aquel fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume, y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con los cabellos de su cabeza, y besaba sus pies y los ungía con el perfume.

Y cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Si este fuera profeta conocería quién y qué clase de mujer es la que lo toca, porque es pecadora.

Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Simón una cosa tengo que decirte. Y él dijo: Di, Maestro.

Un acreedor tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no teniendo ellos con que pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de estos le amará más?

Y respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él le dijo: Rectamente has juzgado.

Entonces, mirando a la mujer, dijo a Simón: ¿ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para mis pies; pero ella ha regado mis pies con lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso, pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite, pero ella ha ungido mis pies con perfume.

Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; pero al que se le perdona poco, poco ama.


Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados. 


Los fariseos eran seguidores de una secta judaica que se guiaba por las apariencias externas pero que descuidaba el interior. Por este motivo Jesús los reprendió en numerosas ocasiones llamándoles hipócritas.

En estos versículos, el fariseo Simón, dejándose llevar por las apariencias, desprecia a la mujer porque es pecadora y a su vez juzga a Jesús por dejarse tocar por ella. “Si este fuera profeta conocería quién y qué clase de mujer es la que lo toca, porque es pecadora”.

Sin embargo mientras el fariseo tan sólo ve a una mujer pecadora, Jesús lo que ve es a una mujer verdaderamente arrepentida que le adora.

Y Jesús contrasta la falta de cortesía de Simón hacia él con la devoción de esta mujer: “Entonces, mirando a la mujer, dijo a Simón: ¿ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para mis pies; pero ella ha regado mis pies con lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso, pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza con aceite, pero ella ha ungido mis pies con perfume”.

Por eso Jesús no rehúye de ella ni la desprecia, sino que la recibe con amor y le perdona los pecados. Porque a Él no le interesan las apariencias externas, sino lo que verdaderamente siente nuestro corazón y el de aquella mujer rebosaba de amor.

Fuenteshttp://dle.rae.es/?id=HdFoYLc


Santa Biblia - Nuevo Testamento




jueves, 25 de febrero de 2016

Jesús y el joven gobernante (Lucas 18, 18-25)

Heinrich-Hofmann

Y le preguntó un gobernante, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.
Los mandamientos sabes: No cometerás adulterio; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.

Y él dijo: Todas estas cosas he guardado desde mi juventud. Y Jesús al oír esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme.

Entonces él, al oír estas cosas se puso muy triste, porque era muy rico. Y viendo Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!

Porque es más fácil que pase un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios.

Con estas palabras, Jesús nos enseña tres grandes lecciones:
-        La posesión de riquezas impide nuestro crecimiento espiritual porque nos conduce al egoísmo. Por eso, cuantas más posesiones tengamos más lejos estaremos del reino de Dios.
-        Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres”: debemos ayudar a quien lo necesita, estar siempre dispuestos a compartir todo lo que tenemos.
y ven, sígueme”: ayudar no sólo a través de los bienes materiales sino también dedicando nuestro tiempo a los demás.
-        “¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios”: es asombrosa la humildad que demuestra Jesús con estas palabras. Con ellas nos enseña a no dejarnos llevar por la adulación, ni jactarnos de nuestras buenas acciones. A hacer el bien en silencio, sin esperar las alabanzas de los demás, a no ser hipócritas.

Por desgracia, vivimos en un mundo materialista en el nos cuesta entender la posición de Jesús, y mucho menos seguirle.

A la mayoría de nosotr@s nos ocurre como al joven gobernante: las palabras de Jesús nos entristecen porque ansiamos poseer riquezas materiales, lo consideramos como un objetivo prioritario en la vida. Sin embargo, olvidamos cultivar otro tipo de riqueza mucho más importante: la riqueza espiritual.

Desde pequeños nos enseñan a ser consumistas, a considerar bueno tener cada vez más, a crecer económicamente. Pero ¿quién nos enseña a crecer interiormente? ¿Cuántas veces nos detenemos a pensar si el estilo de vida que llevamos está propiciando nuestro crecimiento interior o lo está impidiendo?


Él, Jesús, vino para enseñarnos y mostrarnos el camino a seguir.  

martes, 23 de febrero de 2016

Jesus eu te quero fazer feliz


Jesus eu te quero e te adoro,
Tu és belo, tu és o meu Rei,
Jesus sempre estás ao meu lado,
Jesus sempre disposto a ajudar,
Jesús eu te quero fazer feliz
Jesus, tu és a luz que ilumina a minha vida,
Encheste o meu coração com teu amor,

Muito obrigada Jesus por tudo.

Greg Olsen

La voz silenciosa de Jesús

Muchas veces nos preguntamos por qué Jesús no se manifiesta. ¿Por qué no podemos verle u oírle?

La razón es  que no lo hace porque no estamos preparados para ello y no quiere hacernos ningún daño. Ya que, aunque creamos que no, un suceso paranormal podría conducirnos a la locura.

Por eso, Jesús vino a la Tierra como hombre para dar testimonio de su existencia y enseñarnos a encontrar el camino del Bien. Vino para llenar a toda la humanidad de Esperanza, Valor y Amor infinito.

Pero aunque no podamos verle u oírle, sí que podemos sentirle a través de nuestra conciencia. Él nos habla a través de ella impulsándonos a hacer el bien. Así, cuando pensamos y actuamos bien Jesús se siente feliz y nos transmite su sentimiento haciéndonos sentir felices también. Sin embargo, cuando pensamos o actuamos mal Jesús se siente triste y por eso se nos encoge el corazón que es lo que denominamos “remordimiento de conciencia”.

Jesús está dentro de nosotros, guiándonos. Y no nos lleva encadenados sino libres, por lo que siempre tenemos la capacidad de elegir si seguirle o no. Pero lo más importante de todo es que si nos desviamos del camino él siempre nos buscará para volver a guiarnos:


“Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja a las noventa y nueve en el desierto y va tras la que se le perdió, hasta que la halla? Y al encontrarla, la pone sobre sus hombros gozoso; y cuando llega a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, diciéndoles: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido” (Lucas 15, 3-6)

Nathan Greene

lunes, 22 de febrero de 2016

Jesús cura a la mujer que padecía de flujo de sangre (Lucas 8, 42-48)



Paolo Veronese
Y mientras Jesús iba, le apretaba la multitud. Y una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo lo que tenía y que por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante cesó su flujo de sangre.

Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y preguntas: ¿Quién es el que me ha tocado?

Y Jesús dijo: Alguien me ha tocado, porque yo he percibido que ha salido poder de mí. Entonces, cuando la mujer vio que no había pasado inadvertida, vino temblando y, postrándose delante de él, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado y como al instante había sido sanada.

Y él le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; ve en paz.

















La mujer sanada no sólo sufría por su enfermedad sino que también sufría por ser rechazada socialmente. 

En aquella época, una mujer con flujo de sangre era considerada impura tanto física como espiritualmente. Por eso las mujeres tenían que permanecer apartadas del pueblo durante los días que durase su menstruación, porque todo lo que tocasen se hacía impuro hasta el anochecer. 

Por tanto esta mujer era considerada impura y todo lo que tocase lo convertía en impuro. Sin embargo la mujer se atrevió a romper la barrera de pureza- impureza, venciendo sus temores por lo que podría pasar al tocar con su impureza a un ser puro. Y lo que ocurrió es que el tocado, Jesús, curó a la mujer transmitiéndole él su pureza a ella.  

En la actualidad, el ser humano continúa rodeado de prejuicios y las sociedades excluyen a muchas personas por diversos motivos. Es importante tener la audacia y osadía de esta mujer para acercarnos a quien siempre está dispuesto a tratarnos con amor. 

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domingo, 21 de febrero de 2016

Jesús camina sobre el mar (Mat. 14, 22-32)


Y en seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él al otro lado del lago, entre tanto que el despedía a la multitud.
Y después de haber despedido a la multitud, subió al monte a orar a parte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo.
 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el viento era contrario.
 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús fue a ellos andando sobre el mar.
 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo.
Pero en seguida Jesús les habló diciendo: ¡Tened ánimo! ¡Yo soy, no tengáis miedo!
Entonces le respondió Pedro y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
 Y él dijo: Ven. Y descendió Pedro de la barca y anduvo sobre las aguas para ir a Jesús.
Mas al ver el viento fuerte, tuvo miedo y, comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!
 Y al momento Jesús extendiendo la mano le sujetó y le dijo: ¡Oh hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
 Y cuando ellos subieron a la barca se sosegó el viento

Morgan Weistling

Maravillas del mundo - Cristo Redentor


El Cristo Redentor es una impresionante estatua de 38 metros de altura de Jesús de Nazaret, situada en la ciudad de Río de Janeiro, en Brasil.
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El diálogo de Jesús con la samaritana (Jn 4, 7-14)

Angelica Kauffman

Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber.” [...] Y la mujer samaritana le dijo: “¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque los judíos no tratan con los samaritanos.”
Respondió Jesús y le dijo: “Si conocieses el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.”
[...] "Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que brote para la vida eterna".



Étienne Parrocel

Significado de agua viva:
Agua viva significa agua espiritual, el agua que sacia plena y permanentemente la sed del alma. Al igual que el cuerpo humano no puede sobrevivir sin agua física, el alma no puede sobrevivir sin agua espiritual.

Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán de su interior ríos de agua viva” (Juan 7, 37)

Si se lo pedimos, Jesús nos dará de beber saciando nuestra sed a la vez que nos convertiremos en fuente de bendición para los demás.

La mujer samaritana se encontró con Jesús porque él la estaba buscando y a nosotros también nos busca. Para que nos encuentre tan sólo tenemos que llamarle con el corazón. Si se lo permitimos, Jesús va a transformar nuestra vida para siempre.

“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8, 31-32)

King of Kings-Sermon on the Mount.





La película Rey de Reyes dirigida por Nicholas Ray y protagonizada por Jeffrey Hunter es una obra maestra sobre la vida de Jesucristo. Para mí el mejor momento de la película es el Sermón del Monte (1:20), donde Jesús transmite sus enseñanzas a todas las personas que se habían reunido para escucharle.  













Pedid, y se os
dará; buscad, y hallareis; llamad,
y se os abrirá,
porque todo aquel que pide,
recibe; y el que busca, halla; y al
que llama, se le abrirá. (Lucas 11, 9-10)


sábado, 20 de febrero de 2016

Poema - Amado Nervo





Jesús vino de donde
vienen los pensamientos más profundos
y el más remoto instinto.
No descendió: emergió del océano
sin fin del subconsciente;
volvió a él, y ahí está, sereno y puro.
Era y es un eón. El que se adentra
osado en el abismo
sin playas de sí mismo,
con la luz del amor, ese le encuentra.




Lee todo en: Jesús - Poemas de Amado Nervo http://www.poemas-del-alma.com/jesus.htm#ixzz40kVoSoU9

Canción: Eu e Jesus





Vivo porque vivo por Jesus

Ele é a minha luz minha inspiração meu ser

Canto porque canto para Ele

A minha canção é dele isso é que me faz viver

Ando com o coração brilhando

Sou feliz até chorando podem ver no meu olhar

Eu e Ele somos bons amigos

Quando estou em perigo ele vem me ajudar



Eu sou o menino, Ele é o colo pra eu deitar.

Eu sou a ovelha, Ele é o pastor jamais vai me deixar.



Eu e Jesus, eu e Jesus, eu e Jesus.

Somos como o rio e o mar. (bis)



Choro porque choro de emoção

Porque estou nas mãos de quem fez o universo

Tanta coisa Ele tem pra ver

Mas é muito bom saber, que Ele também lê meus versos.

Sinto uma vontade de voar o espaço atravessar

E entrar na casa dele

Sei que esse dia vai chegar

Ele vira me buscar, quero abraçar com Ele.


Dejad a los niños venir a mí (Marcos 10, 13-16)

Greg Olsen


Y le presentaban niños para que los tocase, pero los discípulos reprendían a los que presentaban. 
Y viéndolo Jesús, se indignó y les dijo: Dejad a los niños venir a mí y no se lo impidáis, porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño no entrará en él. 
Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía. 

Mi vida cambió de repente



“Durante treinta y cinco años de mi vida he sido nihilista en la exacta acepción de la palabra, [...] un hombre que no cree nada. Hace cinco años obtuve la fe; creí en la doctrina de Jesús, y toda mi vida cambió de repente.” León Tolstói 

El premio a la virtud

Bienvenid@s a este espacio que es el vuestro. Para comenzar me gustaría compartir este bonito cuento de la escritora española Fernán Caballero.

El premio a la virtud

Una reina buena y virtuosa estableció un premio para aquel que en el año transcurrido, hubiese hecho la mayor obra de caridad, pensando, con razón, que ésta era una enseñanza al alcance de todas las inteligencias.

Se presentaron varios candidatos.
Uno dijo que había labrado, en su pueblo, un hermoso hospital para los pobres.
Otro dijo que había costeado, a sus expensas, un cementerio en su pueblo.

Una mujer dijo que había recogido a una niña huérfana que se moría de hambre, y la había criado, dándole lugar de hija.

Celebró grandemente la reina estas dignas obras de caridad, cuando se oyó como un tropel entre las gentes, que se desviaban dando paso a un niño más bello que el sol. Arrastraba tras sí a una vieja estropajosa que hacía cuanto podía por deshacerse y huir de aquel lugar tan concurrido.

-¿Qué quiere este bello niño?- Preguntó la reina, que no cerraba sus oídos, que eran más de madre que de soberana, a ninguno que desease hablarle.

-Quiero- dijo el niño con mucha dignidad y dulzura- traer a vuestra majestad a la que ha ganado el santo premio que habéis instituido para la mayor obra de caridad.

-¿Y quién es?- preguntó la reina.
-Esta pobre anciana- contestó el niño.
-¡Señora!- clamó la pobre vieja, toda confusa y turbada-. Nada he hecho, nada puedo hacer; soy una infeliz que vivo de la bolsa de Dios.
-Y, no obstante- dijo el niño con voz grave-, has merecido el premio.
-¿Pues qué ha hecho?- preguntó la noble reina, que, ante todo quería ser justa.
-Me ha dado un pedazo de pan-dijo el niño.
-¡Ya veis, un mendrugo de pan!
-Sí - repuso el niño-; pero estábamos solos y era el único que tenía.
La reina alargó, conmovida, el premio a la buena pordiosera, y el niño, que era el Niño Dios, se elevó a las alturas, bendiciendo a la gran reina que daba premios a la virtud y a la buena y humilde mujer que lo había merecido.
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